Excursión a Niu de l’Aliga y a las Fonts del Glorieta

El Niu de l’Aliga es una de las piscinas naturales más bonitas de la sierra de Prades, y también una de las más populares.
La ruta más conocida para llegar a esta piscina natural sale desde Alcover, desde el parking Más Forés y tiene unos 7km entre ida y vuelta.
A nosotros nos gusta hacerla desde Mont-ral, ya que el camino es más corto y menos concurrido, y además pasa por Les fonts del Glorieta, otra poza donde también puedes bañarte.

La ruta empieza en el antiguo campo de futbol de Mont-ral, convertido ahora en una explanada que se usa como parking.

Antiguo campo de fútbol de Mont-ral habilitado como zona de aparcamiento.

Desde el parking hay que buscar la pista asfaltada que pasa por detrás del campo y tomarla hacia la derecha. Enseguida se encuentra una señal que indica la ruta hacia la Central hidroeléctrica y Más d’en Forés.

La ruta se adentra en la vegetación y transcurre paralela al barranco del río Glorieta por un camino de roca, todo el rato en descenso.
Se deben seguir siempre las señales blancas y amarillas hasta encontrar un bifurcación con una señal que indica el desvío a la derecha para bajar a Les Fonts del Glorieta.

Les Fonts del Glorieta

Esta pequeña pero profunda piscina natural, es el nacimiento del río Glorieta, un afluente del río Francolí.
Dependiendo de la época del año hay o no un pequeño salto de agua que cae sobre la poza.
En verano, si no ha llovido, el agua puede estar un poco estancada.

Para continuar hacia Niu de l’Aliga hay que deshacer el camino de bajada a las fuentes del río Glorieta, esta vez de subida, y continuar hacia la derecha.
Aproximadamente unos 10 minutos después se llega a la antigua central hidroeléctrica, una edificación en ruinas que abasteció de electricidad a la zona hasta la guerra civil.

A la derecha de la central sale el camino que desciende al Niu de l’Aliga.

Niu de l’Aliga

Esta poza es una de las piscina naturales más populares de Tarragona. Y su popularidad es equiparable a su belleza, pues se trata de una piscina de aguas cristalinas, rodeada de rocas y vegetación sobre la que cae un pequeño salto de agua.

Por su belleza y fácil acceso, está siempre bastante concurrida, pero dependiendo del día y la hora en la que se vaya, se puede disfrutar en soledad. Nosotros fuimos un viernes de julio a las 6 de la tarde y no había nadie, pero lo habitual, principalmente los fines de semana, es encontrar el lugar lleno de gente.

Desde aquí, una vez disfrutado del baño y del entorno, hay que regresar por el mismo camino pero en esta ocasión ascendiendo continuamente. El regreso es un poco duro pero no muy largo, y al final se llega al pequeño pueblo de Mont-ral donde se encuentra la panadería con las madalenas más famosas de la zona. ¡El esfuerzo de subida bien merece una dulce recompensa!