A veces las cosas no salen como uno las planea, y esta es una de esas veces.
Tras 1 año y medio en proceso de decisión y búsqueda de furgo, justo cuando la compramos, se decreta el estado de alarma por Covid-19 y no podemos ir a buscarla.
Furgoneta comprada, sin poder recogerla y con la reserva para el proyecto de camperización parada.
¡Empezamos bien!, ¿no creéis?
Pero lo cierto es que de todas las situaciones se puede sacar algo bueno y en este caso, este «parón» nos ha motivado a crear un blog. Probablemente sea nuestro pequeño cuaderno de bitácoras, donde recoger las diferentes etapas de este nuevo proyecto que tanto nos ilusiona. Pero quizás se pueda convertir en una ventana donde compartir nuestra experiencia con otras familias que empiecen en el mundo camper desde cero como nosotros.
Vamos a empezar contando como empezó todo.
La culpa fue de Instagram
Las redes sociales ejercen una influencia desmesurada. Esa es la realidad. En nuestro caso, tras un año de mirar diariamente perfiles de viajes, furgonetas idílicas, estilos de vida alternativos, parejas surfers sacadas de películas y familias viajeras acampando en lugares de ensueño, ya no había vuelta atrás.

Bueno, en realidad no había vuelta atrás para uno de nosotros, que se pasó medio año intentando convencer al otro en empezar esta aventura. Y tras un viaje en coche por Alemania, lo consiguió. El verano pasado terminamos las vacaciones decididos a comprar nuestra primera furgoneta para camperizar.
Nos llevó 5 meses encontrarla. Con nuestros filtros de búsqueda no fue fácil, pero al final, siendo un poco flexibles, lo conseguimos y nos compramos una Citroën Jumper L4H3.
¿Por qué una furgo?
Una de las cosas que nos preguntan nuestros amigos es por qué decidimos comprarnos una furgoneta en lugar de una autocaravana.
La verdad es que pensamos que, entre otras cosas, una furgoneta nos puede aportar más libertad, pero la principal razón es la posibilidad de diseñar el interior a nuestro gusto y convertirla en nuestro segundo hogar.
¿Por qué un Jumper L4H3?
Una de las cosas que teníamos clara era que dentro queríamos poder estar de pie. Marti mide 1,87 y la altura interior de una H2 es de 1,93. En otro post os contaremos más cosas del diseño, pero esos 5cm de diferencia no eran suficientes y por eso optamos por una altura superior. En cuanto a la longitud, preferíamos una L3, pero fui imposible encontrarla, así que finalmente nos quedamos con la L4. Todavía no sabemos como conducir una gran volumen y esto nos preocupa un poco, así que ¡tendremos que aprender! Cualquier consejo será bienvenido y ¡muy agradecido!
La verdad es que furgonetas más pequeñas pueden dar muchísima más libertad, y si no tuviéramos hijos hubiésemos optado por otro tipo de vehículo, pero en nuestro caso el tener espacio era un «must». Este post de Campermania nos fue de mucha utilidad para entender las diferencias entre medidas.
¿Y ahora qué?
Pues ahora solo nos queda esperar. Seguir pensando en el diseño de nuestra casita con ruedas y esperar a que esta situación pase rápido para poder recoger la furgoneta.
Nos encantaría recibir consejos de gente con experiencia en el mundo camper y compartir dudas e incertidumbres con aquellos que empiezan e incluso se encuentran en la misma situación que nosotros.
¿Nos acompañas?